La aparición de la Resistencia Civil Pacífica en los espacios cotidianos de mi contexto inmediato ha generado una serie de reacciones en el pedacito de sociedad que me toca conocer. Paradójicamente, muchas de esas reacciones estan desenbocando en una sola cosa: la "no-acción".
1. Acerca de las verticalidades de un movimiento horizontalLa Resistencia Civil Pacífica se ha planteado, por diversos actores, como la solución más cercana e inherente a una sociedad civil representada por la gente "de a pie", personas como nosotros mismos que de pronto se sienten agredidos, traicionados o simplemente abandonados por el sistema; personas que solo cuentan, como herramienta de defensa, con su indignada voz.
¿Pero en que contexto surge este reclamo?
A través de la historia, nuestras acciones han sido acotadas, si no es que dirigidas e incluso planeadas por aquel o aquellos que tomaron el rol del tatiasca en turno:
- Cientos de años de dominio imperial y centralizado de 13 tlatoanis aztecas,
- Otro tanto de virreyes absolutistas,
- Varios caudillos implacables entre liberales y conservadores,
- Un par de emperadores, uno de consumo local y otro impuesto desde afuera... independientemente de otro que quiso ser emperador pero no pudo
- Un héroe dictatorial,
- Algunas decenas de revolucionarios dando bandazos,
- 7 décadas de institucionalidad
y por si no fuera poco...
- Seis años de "cambio" excluyente y educación (¿adiestramiento?) neoliberal
Está es la forma en que se preconfiguró el escenario en el que hemos salido a gritar "¡YA NO MAS!... si es que alguien nos dice como hacerlo.
¿Cómo pedirle a un pueblo acostumbrado a obedecer que ejerza su autonomía?
Hace muchos años un valedor, Tomás Mojarro, picaba piedra y promovia la organización de la gente en estructuras horizontales llamadas "redes ciudadanas", donde la gente era invitada a pensar y actuar en congruencia con su realidad y no por una visión impuesta por el poder -cualquiera que este fuera-, pero poco se entendió.
La coyuntura política del 2006 vió renacer a las redes. Su acción horizontal alineada con una propuesta alternativa de Nación trajo nuevas esperanzas a la gente. Pero no fue suficiente.
El movimiento ha empezado, pero la inercia es fuerte y tendemos a permanecer estáticos. Las ganas de hacer, las ideas para ejecutar, los deseos de lograrlo están ahí... pero seguimos esperando que alguien nos diga que, cuando, como y donde.
Irónicamente, lo único que obtenemos son estructuras verticales, centralistas y excluyentes que nos darán indicaciones de lo que debemos hacer.
2. De como gana adeptos al Status QuoEl miedo fue un actor importante durante el pasado proceso electoral; lo ha sido en muchas otras ocasiones... lo conocemos bien.
Cualquier cambio genera incertidumbre, pero mientras que para quien está acostumbrado a enfrentar retos y tomar decisiones, lo incierto trae consigo oportunidades, para quien ha sido educado siguiendo instrucciones, lo incierto solo trae inestabilidad, desasosiego, miedo...
¿Por que cambiar? se preguntan muchos. ¿Por qué buscar algo más si manteniendo un perfil bajo podemos tener una "paz chicha"?¿Pa'que tanto brinco estando el suelo tan parejo?
¿Para que cambiar? se preguntan sobre todo aquellos que pueden perder su situación privilegiada. No es raro que los promotores del Status Quo sean los dueños de los grandes capitales, los jerarcas de la iglesia, los altos cuadros de la política y hasta algunos tinterillos con cierto poder sobre su escritorio.
¿Por que arriesgarse? repiten constantemente y esgrimen sus mejores argumentos:
- El que obedece no se equivoca
- Bienaventurado sea el que sufre porque de el será el reino de los cielos
- Hay que respetar las instituciones
- Si no tienes soluciones, no ofrezcas problemas
Y, bajo su óptica, tal vez tengan razón. ¿Qué podemos ofrecerles a cambio?¿Tenemos algo mejor que ofrecer? ¿Por qué aventurarse a cambiar su estabilidad, por muy aparente que esta sea?
3. Sobre un movimiento autónomo y un presidente LegítimoEl próximo 20 de Noviembre seremos testigos de como Andrés Manuel López Obrador asumirá su papel como Presidente Legítimo de México e iniciará un gobierno itinerante en busca de esa Nación alterna que tantos deseamos; sin embargo, sería un error caer en la inercia de verlo como el Líder Mesiánico que solucionará nuestros problemas y guiará nuestros pasos.
Hay que tener coherencia. Como pueblo debemos buscar ser gobierno, mandar y dar rumbo al país. Para ello, nuestra autonomía es importante y no debemos caer en la tentación de encargarle a otro nuestro destino.
La figura de Presidente Legítimo, es un emblema que servirá para convocar a la gente con ideas similares acerca de la democracia. Su valor será más simbólico que pragmático. Andrés Manuel y su Gabinete itinerante serán estandartes de lo que lo que la gente desea e impulsarán muchas reformas pero solo al nivel de gestoría.
Los verdaderos factores del cambio seremos los ciudadanos. Siempre lo hemos sido, pero no nos habíamos dado cuenta. El papel de López Obrador fue el despertar a la gente... sacar de su letargo a cada ciudadano para que diera su grito de "YA NO MAS", pero el trabajo tiene que hacerlo cada quien.
La única manera de enfrentar a quién pregunta ¿que alternativa me ofreces? es teniendo una a la mano.
En este sentido, la organizacion es importante, pero no la vertical a la que estamos acostumbrados, sino la organización entre iguales donde se privilegie la democracia y la justicia.
En la medida que seamos coherentes con estas ideas, tendremos el valor y la calidad moral para exigir a quienes nos representan que realmente lleven nuestra voz al congreso.
Al caminar es importante saber hacia donde vamos, si no, nunca sabremos cuando llegamos o si nos hemos perdido, es por eso que nosotros mismos debemos fijarnos objetivos claros acerca de lo que buscamos y no esperar que alguien nos guie.
Las voces del status quo están por todos lados. Nuestros gritos indignados pueden taparlas, pero nuestra coherencia en el trabajo y la acción, por muy silenciosa que sea, puede terminar con ellas.
Debemos seguir avanzando. Buscando la autonomía como individuo y organizarnos en una sociedad de iguales, con justicia, democracia, equidad, participación y tolerancia. Para ello debemos ser autocríticos, propositivos y sobre todo coherentes, recordando que tener un lider no debe significar someternos o encomendarnos a él, sino facilitar el que muchas cabezas trabajen en armonía y logren un beneficio común.
¿No es eso lo que queremos para nuestro país?